Por Fernando Alonso González
En 1846 había llegado Juan
Gómez García para emplearse en un negocio textil que estaba en la calle
Nueva, en el número 6. Poco después, hacia 1858, se vino a Málaga desde La
Rioja su hermano José Agustín Gómez García. Aunque los hermanos Gómez
García habían sido bautizados en Villanueva de Cameros (a pocos kilómetros de
Laguna) y así consta en su partida de bautismo, ellos siempre se reconocieron
naturales de Laguna de Cameros, tal y como lo declaraban en los padrones
municipales. Su padre, Agustín Gómez Goyoaga, era el médico del pueblo, según
testimonio manuscrito que conserva alguno de sus descendientes.
Los hermanos Juan y José
Agustín se asociaron con su primo Pedro Alonso García, como vimos en el
anterior apartado, para crear una sociedad en 1860: Gómez y Alonso. En
ella los tres primos invertirían los ahorros de estos quince años, que tanto
esfuerzo y trabajo les habría costado conseguir. Cumplían el sueño de todo
comerciante emprendedor: establecerse por su cuenta. Los tres primos fueron
ocupando muy pronto puestos destacados en la sociedad malagueña. Así, Juan
Gómez García fue en 1862 el primer presidente que tuvo el Círculo Mercantil,
que él mismo contribuyó a fundar. Y Pedro Alonso llegó a ser alcalde de Málaga
años más tarde.
Gómez y Alonso fue
prosperando, como lo demuestra el donativo de 2.000 reales, cifra elevada para
la época, que hizo en 1868 Gómez, Alonso y Compañía para la “suscripción
promovida por el comercio y algunos particulares de esta capital con objeto de
subvenir al alivio de la miseria que agobia a la clase proletaria”, según
apareció publicado en el diario El Avisador Malagueño, el 21 de marzo de 1868.
Como habíamos señalado más
arriba, la sociedad Gómez y Alonso se disolvió en 1870. Los hermanos Juan y
José Agustín Gómez García se quedaron con la tienda de la calle Nueva esquina
con Especería, que pasó a denominarse Gómez Hermanos. Tuvieron un gran
crecimiento en el último tercio del siglo XIX y así lo refleja el aumento
continuo del número de empleados: en 1860 eran solo 4; en 1872, 30; en 1883,
42; en 1885, 61 y en 1916, 70. La mayoría no pasaban de los 30 años. Estaban
empadronados junto a sus jefes y vivían en los pisos altos del mismo edificio
donde trabajaban, costumbre que se mantuvo en este negocio, al menos, hasta los
años 30 del siglo XX. La tienda de Gómez Hermanos se hizo muy popular entre la
burguesía malagueña. Así, Manuel Blasco nos cuenta que en verano, después de
tomar el fresco en la Alameda,
las señoras a las once de
la noche emprendían el regreso a casa y, para descansar en el camino, entraban
en la tienda de Gómez o de Massó a pedir muestras, pues entonces los
dependientes eran internos y a esas horas arreglaban la tienda. Las señoras se
sentaban en sillas de rejilla que había por fuera de los mostradores y
descansaban del paseo. Eso duró hasta la huelga de dependientes de 19178.
Según una costumbre que he ido
observando en muchos cameranos, estos o no se casaban, como fue el caso de
Pedro Alonso García, o contraían matrimonio a una edad que podemos considerar
tardía y con esposas muy jóvenes. Así Juan Gómez García se casó en 1867, cuando
tenía 38 años, con Trinidad Supervielle Baratau, que solo tenía 16; su hermano
José Agustín lo hizo en 1876 con 41 años y su esposa, Concepción Aguirre
Mercado, había cumplido solo 21 años; Juan Alonso Cossío, sobrino de Pedro
Alonso García, matrimonió en 1892 con 37 años y su mujer, Trinidad Jiménez
Jiménez, tenía solo 17. Sin duda estos cameranos dedicaban a sus negocios todas
sus energías y solo pasaban por la sacristía cuando estos ya estaban
suficientemente consolidados.
Juan Gómez García solo tuvo una hija, Trinidad Gómez Supervielle
(1868-1952) que se casó con Salvador Álvarez Net, entroncando así con otra
familia de gran tradición en el comercio textil malagueño, los Álvarez Fonseca.
Francisco Bejarano dice de Juan Gómez García que fue un “comerciante innovador
en el ramo de tejidos, que supo romper con prácticas antiguas y rutinarias”.9
Juan Gómez García falleció el 19 de enero de 1897, víctima “de una traidora
enfermedad”, según el diario La Unión Mercantil (20/1/1897, página 4). En el
mismo diario se señalaba también que “era poseedor de un importante capital” y
que su negocio es “uno de los primeros de España en su clase”. Finalmente se
afirmaba que Juan Gómez García gozaba de “extensas relaciones y grandes y
merecidas simpatías, por su laboriosidad y noble carácter”. Esto último debió
de ser bien cierto, porque el Ayuntamiento de Málaga cambió el nombre de la
calle Especería por el de Don Juan Gómez, denominación que se mantuvo hasta la
Guerra Civil. Los herederos de Juan vendieron su parte del negocio a su hermano
José Agustín, que se convirtió de esta forma en el único propietario de Gómez
Hermanos, aunque el edificio de la calle nueva pasó a ser propiedad de la hija
de Juan, Trinidad Gómez Supervielle.
Del 1 de junio de 1916 es una
famosa foto del personal de la Casa Gómez Hermanos, en la que aparece un José
Agustín Gómez García que ya tenía los 81 años cumplidos, rodeado de los 70
empleados de su comercio, todos varones, impecablemente vestidos, bastantes
jóvenes, muchos con bigote a la moda, que posan para la posteridad mirando
fijamente a la cámara. La foto está hecha en el callejón Fernando de Lesseps,
donde tenía puerta el negocio. Junto a José Agustín aparecen tres de sus hijos:
a la derecha, José Gómez Mercado y a la izquierda Juan y Francisco Gómez
Mercado. De la niña de la primera fila nada sabemos. Su nombre se lo ha tragado
el sumidero de la Historia.
José Agustín Gómez García
falleció el 28 de noviembre de 1917, a los 82 años de edad, tras larga
enfermedad. Había tenido siete hijos, los Gómez Mercado, que junto a sus
descendientes, los Gómez Raggio, formaron una conocida y prestigiosa
saga de comerciantes malagueños con importantes almacenes en la calle Larios,
cuya existencia se prolongó hasta 1981, cuando cerraron definitivamente.
Notas
8- BLASCO, Manuel: La
Málaga de comienzos de siglo, Instituto de Cultura de la Diputación de
Málaga, 1973, página 50.
9- BEJARANO ROBLES, Francisco:
Las calles de Málaga. De su historia y ambiente, dos tomos, Editorial
Arguval, Málaga, 1985, página 50.