Por Fernando Alonso González
Con Fernando López comenzamos la relación de cameranos que llegaron en la que hemos denominado segunda oleada, en la década de los años cuarenta del siglo XIX, frente a los seis que hemos estudiado en los apartados anteriores, que corresponden con la primera oleada, aquella que podemos situar en los últimos años del XVIII y primeros del XIX.
Fernando López González había
nacido en Soto de Cameros en torno a 1830 y llegó a Málaga cumplidos los
diez años de edad. Se estableció en la calle San Juan, números 34 y 36, en el
local donde hoy abre sus puertas Calzados Hinojosa, y fundó junto con su
hermano Alejo en 1857 una fábrica de chocolate llamada, como no podía ser de
otra manera, La Riojana. La fábrica disponía de una máquina de vapor de
70 caballos y era la única fábrica moderna de chocolates que había en Málaga.
Era capaz de fabricar 2.000 libras diarias de chocolate (unos 900 kilos) de
tres tipos: superfino, superfino con soconusco y de vainilla.
También eran propietarios de
un almacén de géneros coloniales y extranjeros y vendían en exclusiva el café
de Puerto Rico. Los hermanos Fernando y Alejo López González, que
comercialmente eran conocidos como López
Hermanos, construyeron además una fábrica de azúcar en 1862. Estaba en el
número 105 de la calle Mármoles, en el solar llamado Huerto de Zamarrilla, que
daba frente a la calle del Campillo, hoy avenida de Barcelona, que entonces era
una zona industrial en el extrarradio de Málaga. En ese mismo año de 1862 consiguieron
la medalla de primera clase en la Exposición Provincial, que visitó la reina
Isabel II.
En 1888 ampliaron el negocio y
se dedicaron a fabricar galletas y bizcochos. Llegaron a tener sucursales en
Sevilla y Cádiz. Desde finales del siglo XIX se instalaron en la calle Larios
1, hasta que en 1902 Leopoldo García compró La Riojana.